La casa alemana de escritura Graf Von Faber-Castell cuenta con más de 250 años de historia a sus espaldas. La octava generación de la familia Faber-Castell, continúa con el legado iniciado en el s.XVIII para seguir creando con todo lujo de detalle las piezas más exclusivas.
Su historia se remonta al año 1761, cuando Kaspar Faber fabricó sus propios lápices y los vendió en el mercado de Núremberg, Alemania. A partir de 1784, su hijo Antón Wilhelm tomó el control de la empresa, consiguiendo una gran expansión de la compañía. Sin embargo fue con la tercera generación, liderada por Georg Leonard Faber desde 1810, cuando la empresa cayó en la ruina debido a los tiempos difíciles que corrían en ese momento en Alemania, tanto desde el punto de vista político como económico.
Es a partir de 1839 cuando el negocio familiar vuelve a despegar bajo las directrices de Lothar Von Faber, quien definió los estándares de longitud y grados de dureza de las piezas de escritura que la compañía utiliza a día de hoy. Desde este momento, la casa alemana comenzó a ganar un gran reconocimiento en todo el mundo gracias a la red internacional de ventas que estableció con éxito.
Tras su fallecimiento, su nieta Tilly es nombrada heredera de la compañía. Ésta contrajo matrimonio con Alexander Graf zu Castell-Rüdenhausen en 1898, quien a partir de ese momento toma el control de la compañía y se crea el nuevo apellido Graf und Gräfin von Faber-Castell. A partir de esta década, la compañía comienza a expandirse en el mercado del lujo, lanzando la línea Graf (“conde”, en alemán) von Faber-Castell, con la que decidieron fabricar lápices de una exquisita calidad de color verde oscuro para poder distinguirse de su competencia. Tras el éxito de esta línea, que aún a día de hoy es una de las insignias de la marca con su Lápiz Perfecto por bandera, Graf von Faber-Castell es considerada como la marca de gama alta de Faber Castell, estando especializada en herramientas de escritura y accesorios.